Dentro del mantenimiento, estos tres elementos son los inciden en la seguridad del auto: los frenos, los neumáticos y los amortiguadores.

Cuando un vehículo envejece, resulta más importante que nunca conocer qué puede ocurrir si tu auto no tiene su mantenimiento al día, sobre todo en lo aquellos elementos cuya incidencia directa en la seguridad es mayor.

Neumáticos.

El neumático es el único punto de unión entre el vehículo y el suelo y por ello hay que comprobar siempre la presión del neumático, por seguridad y por ahorro, ya que el 20% del consumo de combustible es debido a los neumáticos.

A pesar de que es posible que los neumáticos duren más, los neumáticos acaban gastándose (a veces de manera irregular, lo que es aún más peligroso). Además, el caucho nunca deja de endurecerse, por lo que a los cinco años se debería comprobar su estado y descartar efectos tan peligrosos como la cristalización, que convierten nuestros neumáticos en auténticas planchas deslizantes. Y es que el neumático tiene fecha de caducidad.

Se recomienda cambiar los neumáticos de más de diez años desde la fecha de fabricación, aunque parezcan estar en buen estado y no hayan alcanzado el límite legal de desgaste. Conducir con neumáticos nuevos y unos en mal estado, supone un aumento en la distancia de frenado de hasta un 18% más sobre superficie mojada.

Frenos.

La eficacia de los frenos dependerán del estado de neumáticos y amortiguadores… pero unos frenos en mal estado significan más metros para que el vehículo se detenga, lo que significa un peligro evidente para la seguridad vial. Es importante saber detectar problemas en los frenos y para ello es importante conocer cómo funciona este sistema, en la teoría y en la práctica. Solamente así se mantendrá atención a su mantenimiento.

La marca que más sabe de frenos es Bosch, los creadores del ABS, el sistema antibloqueo de frenos que sentó las bases para todos los sistemas activos de seguridad destinados al automóvil.

Luego se añadió el Programa Electrónico de Estabilidad (ESP), que ayuda a mantener la maniobrabilidad y estabilidad, el vehículo es controlable incluso en situaciones críticas en las que se frena a fondo. Si todos los vehículos los tuvieran, se reduciría en un 40% los accidentes mortales.

Amortiguadores.

La amortiguación es la que hace posible que ruedas y frenos trabajen correctamente. Controlan los movimientos verticales del auto, absorbiendo las oscilaciones para que el movimiento no se transfiera a la carrocería y el vehículo se mantenga estable.

Con unos amortiguadores en mal estado la frenada se alarga e incluso puede que confunda a los sensores del ABS y no se active. A 45 km/h, con amortiguadores desgastados, la distancia de frenada aumenta en 2 metros. También hacen que el auto sea más incómodo, aumenta el derrape en curvas, se puede provocar aquaplaning a menor velocidad.

La efectividad de los amortiguadores se reduce poco a poco a medida que van sufriendo los efectos del desgaste debido al uso. Esto resulta muy peligroso ya que, al ser un cambio gradual y suave, es posible que el conductor no lo perciba y vaya modificando instintiva e inconscientemente su conducción al estado de los amortiguadores. Como es difícil detectar problemas en los amortiguadores, lo ideal es revisarlos cada 20.000 kilómetros y cambiarlos a los 80.000 km, aunque dependerá del tipo de conducción, carga del vehículo, el clima y condiciones de las carreteras por las que se circula.