Al conducir es de vital importancia tener un excelente visibilidad. Debes tener los cristales limpios y en óptimas condiciones, a veces esto se dificulta por diversos factores externos, entre ellos: los limpiavidrios impertinentes, el clima y el ambiente en el que estés transitando (si hay aves, tierra, etc…).

Para que este verano puedas transitar libre de incomodidades con tu para brisas, te traemos la solución a los dos principales obstáculos para tus cristales.

Aves e insectos

Durante el verano, los insectos y las aves pueden convertirse en un gran enemigo para tus cristales. En relación a las aves, suelen andar libremente volando y defecando por doquier y a veces el principal punto de depósito podría ser tu vehículo, mientras que, con relación a los insectos debido a las altas temperaturas caen tendidos en el parabrisas y en ambas situaciones tu visión puede quedar obstruida. Nuestra recomendación es limpiar constantemente el cristal en vez de dejar que se vayan acumulando más deshechos.

No obstante, atención cuando tires líquido en el parabrisas, porque si llevas el sol de cara hará que no veas casi nada durante unos segundos, efecto que se acentúa con el desgaste de los limpias y pone en riesgo la seguridad tuya y de quienes circulan alrededor. A veces, aunque veas que caiga un aguacero no aproveches para limpiar tus cristales con esa agua porque tienda a estar totalmente turbia por la carga de polvo y contaminantes que absorben las nueves.

El polvo y salitre

El otro gran rival de nuestros cristales es el polvo y el salitre si vives cercano al mar o visitas mucho la playa. La sequedad y las altas temperaturas hacen que en verano se levante más polvo, suciedad y arena que recaen directo en nuestro carro. En verano, es muy común que la gente quiera ir mucho a la playa y parquearse cercana a esta, el problema es que al regresar encontraremos nuestro vehículo cubierto de arena y sal. También, las grietas del asfalto se dilatan por el calor y en ellas se acumula polvo, que los automóviles levantan a su paso. En estas situaciones no hay que activar los limpiaparabrisas, porque podrían dañarse y rayar los cristales.

Lo recomendable es limpiar el vehículo con aire y agua a presión, algo que en el mundo real es casi imposible de hacer directo en la playa. Lo que sí se puede hacer es llevar en el carro un galón de agua dulce, para retirar la mayor parte de la arena de los cristales y poder conducir con seguridad antes de llevarlo a lavar.