Tener un auto en las mejores condiciones posibles es clave dentro de nuestras actividades cotidianas.

La independencia que nos aporta tener un vehículo es trascendental, por ello todos los cuidados que destinemos a éste son importantes.

Realizar un mantenimiento preventivo.

Esto es algo que todo el mundo pasa por alto y que finalmente salga más costoso. Como si se tratara de una persona con un médico, un vehículo también debe ir a una revisión cada cierto tiempo.

No debes esperar a que haga ruidos raros, si se revisan y cambian de forma rutinaria piezas y líquidos del vehículo, se puede ahorrar dinero a largo plazo. No te conformes sólo con llenarlo de gasolina y llevarlo a lavar.

Buscar un buen taller o mecánico.

El precio de la factura también puede variar dependiendo del lugar dónde lleves tu vehículo. Lo recomendable en estos casos es que compares entre las diferentes opciones disponibles para obtener la mejor reparación al mejor precio. Si lo llevas a un concesionario o servicios oficiales, ten claro que tendrás que pagar más.

Ojo con los neumáticos.

Con los neumáticos hay que tener cuidado, primero por seguridad y después porque es uno de los elementos más caros del vehículo. Por ello, tendrás que hacer una revisión de estos tanto de forma propia como en un taller. Ten en cuenta, que si estos están desgastados corres el riesgo de sufrir un accidente y además se produce un mayor consumo de gasolina, lo que desemboca en más gastos.

Un presupuesto detallado.

Es recomendable que todo quede estipulado y firmado en un papel. Ahí debe quedar detallado todas las reparaciones e incluso el precio de la mano de obra (esto es importante y tiene que estar claro).

Además, si mientras se realiza la reparación se encuentran otros desperfectos, el taller te lo tendrá que comunicar y añadirlo al presupuesto.

En la factura debe aparecer:

  • Cada uno de los trabajos realizados y, todos ellos, desglosados.
  • Horas dedicadas en cada uno de ellos.
  • Precio del repuesto, nuevo o reconstruido utilizado.