Su mantenimiento ofrece durabilidad, seguridad y por supuesto ahorro.

Los neumáticos son el único punto de contacto del vehículo con el asfalto, por lo que debemos prestarles la atención que se merecen. Son los encargados de hacer que el auto realice giros, frene o al acelere.

El buen mantenimiento de los neumáticos está directamente ligado con su durabilidad y también con la seguridad de nuestro vehículo, pues una goma con varios años que esté perfectamente conservada será más eficaz que un neumático más joven pero que haya sido “maltratado”. En ocasiones son costosos, pero siguiendo esta serie de consejos te garantizamos que podrás alargar la vida de tus neumáticos notablemente, por lo que terminarás ahorrando.

Presión y llenado adecuados.

Un apartado fundamental para alargar la vida de nuestros neumáticos es, sin duda, revisar sus presiones. Ojo, los manómetros de las estaciones de servicio no siempre son del todo fiables, por lo que, para curarnos en salud, es recomendable acudir a un servicio técnico (no suelen cobrar por ello, pues se trata de muy pocos segundos, aunque dejar una propinilla para el café cuesta poco).

Normalmente, con revisar las presiones de los cuatro neumáticos una vez al mes, es suficiente (no nos olvidemos de la rueda de repuesto). Sin embargo, debemos tener en cuenta que, si vamos a realizar un viaje con muchos ocupantes y carga en el maletero -el típico viaje de vacaciones con la familia-, el fabricante nos recomienda dar más presión a las ruedas del eje trasero, pues soportarán más peso. De igual manera, cuando regresemos del viaje, volveremos a ajustarlas a la presión recomendada para condiciones más normales.

Revisión visual.

Cada vez que vayamos a comprobar y ajustar las presiones, no está de más echar un simple vistazo a su estado estético. ¿Qué debemos observar? Básicamente que tengan un estado “normal” donde no aparezcan grietas importantes, cortes o roces agresivos en sus perfiles y banda de rodadura.

Especialmente en el caso del tren delantero, es importante girar a tope la dirección y comprobar que el desgaste de la banda de rodadura se regular, es decir, que no esté más gastado del interior que del exterior y viceversa. En caso de darse esta situación, debemos acudir a nuestro servicio técnico para que comprueben la alineación de la dirección, pues probablemente se haya desajustado.

Rotar las gomas para evitar que se cristalicen.

En los coches de tracción delantera, los neumáticos del eje trasero tienen muy poco trabajo en comparación con los del eje delantero. Si a esto sumamos que normalmente tenemos menos peso atrás, es lógico que las ruedas posteriores tarden más en desgastarse. Aunque pueda parecer algo positivo, puede darse el caso de que se cristalicen y pierdan sus propiedades de adherencia.

Es por ello que, cada cierto tiempo o kilómetros (dependiendo del uso y del tipo de conducción), conviene cambiarlos del eje delantero al trasero, pero siempre manteniendo el mismo lado. Es decir, cambiaremos la rueda delantera izquierda por la trasera izquierda, y la delantera derecha por la trasera derecha. Así evitaremos que se cristalicen y prolongaremos su vida útil.

Conduce de forma moderada.

Si llevar unas presiones incorrectas influye notablemente en el desgaste prematuro de nuestros neumáticos, el tipo de conducción no es menos; y es que la conducción deportiva o agresiva no se lleva demasiado bien con la durabilidad de las gomas. Conducir con calma, de forma suave y anticipada, tanto al frenar, como al acelerar, como al tomar curvas, además de aumentar exponencialmente nuestra seguridad, hará que los neumáticos tengan un desgaste más lento y equilibrado.

Por tanto, si eres de los que gustan guallar las gomas cuando el semáforo se pone en verde o de tomar las rotondas como si estuvieras trazando la curva de un circuito de fórmula 1 , sentimos comunicarte que tus neumáticos morirán mucho antes que los de alguien que conduce como “una abuelita”.