Después del lanzamiento del cohete Falcon Heavy, de Space X, las imágenes del descapotable Tesla surcando el espacio con una redonda Tierra detrás hayan sido consideradas como falsas o trucadas: «La gente que cree que la Tierra es un globo solo porque han visto un coche en el espacio en internet es como la que dice «es cierto, lo he visto en la televisión». Es un pobre argumento», escribió en Twitter la «Sociedad de la Tierra Plana» («Flat Earth Society»). Y añadieron: «¿Por qué deberíamos creer que una compañía privada dirá la verdad?».

De hecho, las imágenes del Tesla han sido denunciadas como un fraude por multitud de internautas a causa de la ausencia de estrellas o satélites al fondo coche. Los colores del deportivo también han llamado la atención. El propio Elon Musk, CEO de Space X, lo dijo el martes en la rueda de prensa celebrada tras el lanzamiento del Falcon Heavy: «Puedes saber que es auténtico solo porque parece realmente falso. Si lo hubiéramos hecho con efectos especiales habría quedado mejor. Los colores tienen un aspecto muy raro en el espacio. Es porque no hay oclusión atmosférica; todo parece muy nítido».

A veces la realidad supera a la ficción. En la imagen, imagen real del descapotable lanzado al espacio-Space X
Rich Sachleben, químico retirado y actual miembro del panel de expertos de la Sociedad Americana de Química ha dicho en Livescience.com que, en efecto, en el espacio los colores se ven más nítidos. En la Tierra, «la luz rebota en las partículas (de la atmósfera). Cuando choca con una partícula de polvo, se dispersa. Y luego golpea a otra, y se dispersa desde esa». Por eso «la imagen que vemos (en la Tierra) es más borrosa, menos clara». Y añadió: «en el espacio no ocurre eso». Como prueba, no hace falta más que mirar a algún objeto lejano durante el día. La imagen se vuelve borrosa, grisácea y se distorsiona.

Por ese mismo motivo, entre otras cosas, la gran ventaja de los telescopios espaciales es que la luz llega a ellos sin haber sido alterada por la turbia y convulsa atmósfera. El efecto secundario es que si se envía al espacio algo tan cotidiano como un coche, los colores captados allí arriba resultan extraños, y adquieren apariencia de «falsos», ha dicho Sachleben.