Si estás pensando en deshacerte de tu vehículo pero no quieres perder demasiado dinero llevándolo a un distribuidor o depender de intermediarios, o bien quiere obtener algún ingreso extra por la reventa de vehículos, creemos que estos consejos te ayudarán a maximizar sus beneficios.
Para no tirarse a la piscina es importante saber en qué rango de precios se mueve el vehículo.
Todo el mundo valora más lo suyo que lo de los demás: se tiende a pedir mucho cuando se quiere vender y a ofrecer poco cuando se desea comprar. Así que no queda más remedio que ser realista y evaluar de forma autocrítica el estado del vehículo: kilometraje, potencia, nivel de equipamiento, estado general, mantenimiento, historial de averías… Hecho ese análisis será más fácil establecer un precio de venta viable.
Es posible aumentar el precio (y que un potencial cliente esté dispuesto a pagarlo) si se cubren una serie de detalles que tampoco tienen que suponer mucho desembolso. Que tenga la ITV pasada, que esté hecho el cambio de aceite, las ruedas nuevas y el mantenimiento básico esté al día, son cuestiones siempre bien recibidos por el comprador.
Advertir de los puntos flacos del carro (averías pequeñas, desperfectos, fallos de funcionamiento…) no va a hacer que te paguen más por el vehículo, pero se trata de ser honrado. Además, no avisarlo jugará claramente en tu contra: al verlo en persona o al probarlo, el comprador utilizará todos esos puntos para rebajar el precio mucho más de lo que tuvieras pensado.
Si pondrás tu vehículo a la venta lo ideal es que coloques tu oferta en un portal de ventas confiable y de renombre para alcanzar una venta rápida y segura.
Parece obvio, pero echando un vistazo a páginas de compraventa de segunda mano no queda tan claro. Para vender el producto hay que mostrarlo en su mejor estado posible: limpia la carrocería, deja el interior reluciente y hazle buenas fotografías en las que se aprecie todo el esplendor del vehículo. Destacará entre la gran cantidad de vehículos de venta en línea.