De todas las variables que las marcas deben tomar en cuenta a la hora de fabricar un automóvil, una es determinante: el nombre.
Una mala elección podía dar notoriedad al modelo, pero no ser positivo; poniendo como ejemplo al Mitsubishi Pajero y otros ejemplos desafortunados.
Escoger un nombre puede ser fácil o complicado. Algunas marcas recurren a reutilizar nombres de modelos predecesores, como tenemos varias generaciones de Toyota Corolla y Honda Civic. También optan por llamar las cosas por su nombre, Ferrari nos da unos buenos ejemplos: LaFerrari, 458 Speciale, 812 Superfast.
Pero también se recurre a contratar agencias de branding, como la famosa Gotta Names, la autora de nombres tan famosos como Twingo, Tiptronic, Vectra o Calibra.
Sea como fuere no es algo sencillo y no siempre se acierta, pero en estos ejemplos el nombre de estos coches se ha convertido en algo cool.
AC Cobra. Es un deportivo que empezó su vida como el clásico roadster inglés (ligero, ágil y esbelto) bajo el nombre de AC Ace, pero que se convirtió en una bestia ensanchada al tragarse un V8 Ford gracias a Caroll Shelby. Con el tiempo, de los 3.6 litros del V8 small block original, se pasó a los 7.0 litros y 430 CV del V8 big block en el Cobra 427.
El nombre de Cobra resultó bastante acertado para un deportivo en el que había que enviar un telegrama a los frenos para que éstos detuvieran el coche, que te quemaba las piernas cada vez que te bajabas del coche y que si te pasabas un pelo con el acelerador te quería matar. Sí era muy rápido, pero también muy delicado.
Aston Martin Vulcan. Aston Martin han acertado con el nombre de los modelos más recientes, como el Virage (curva, en francés), o el Aston Martin Vanquish (de “to vanquish”, vencer). Pero nos quedamos con la bestia que parece haberse escapado de otro mundo, el Aston Martin Vulcan.
Chevrolet Corvette Stingray. Para la séptima generación del Corvette, Chevrolet recuperó el nombre de Stingray, en referencia a la raya látigo común. En esta ocasión, Chevy incluyó a modo de emblema en las aletas la silueta de una raya látigo.
Dodge Challenger SRT Demon. ¿Hay algún nombre más apropiado para un dragster de 840 CV y matrícula que Demon? Sobre todo cuando parece imprescindible haber hecho un pacto con el diablo para poder controlar esa bestia parda.
Dodge Viper. El AC Cobra original tenía más de Ford que de Dodge. Da igual, tras ver el éxito del concept car Viper, un homenaje al AC Cobra original, Bob Lutz quiso un coche icónico, eminentemente yanqui y capaz de tratar de tú a tú con la élite de los deportivos europeos, algo que el Viper conseguiría en sus dos últimas generaciones.
De Tomaso Mangusta. ¿Qué animal es uno de los pocos que puede matar a una cobra? La mangosta (magusta, en italiano). Se dice que De Tomaso debía fabricar en Italia el sustituto del AC Cobra, pero como Caroll Shelby se involucró en el programa del Ford GT40 no pudo ser. De ahí que Alejandro de Tomaso bautizara su segunda creación con el nombre de un animal capaz de matar a una cobra, la «mangusta». Sea como fuere, él y Shelby eran amigos, de hecho, Shelby habría proporcionado los primeros V8 Ford de 306 CV equipan el Mangusta, así que también pudo ser una simple competencia amistosa entre los dos.
Ford Mustang. Mustang, el caballo salvaje norteamericano. Qué mejor nombre para un deportivo que solo pide cabalgar por la carretera que el de una raza de caballos salvajes. No podía ser más evocador. El modelo fue y es todo un éxito.
Ford Mustang Boss 302. El Ford Mustang tuvo en su historia una serie de versiones cuyos nombres son también muy evocadores, pero si hemos de escoger uno tendrá que ser el Mustang Boss 302 de 1969/1970. En el campeonato de turismos estadounidense, ese Mustang se impuso de forma descarada. Sencillamente, era el Boss.
Jensen Interceptor. Es uno de los modelos que vez en cuando vemos en el cine y en la televisión (‘Asesinos de Elite’ o ‘Furious 8’ por citar los más recientes ejemplos).
Este gran turismo inglés fue el primer coche en equipar de serie un ABS (sistema mecánico Dunlop Maxaret) e incluso uno de los primeros en equipar la tracción integral (sistema Ferguson, en el Jensen FF). Bajo el capó, un V8 Chrysler de 6.3 litros que fue creciendo en cilindrada y potencia con los años.
Lancia Stratos HF. Imagínate 1974 conducir un Lancia Stratos HF. Con su aspecto y prestaciones (motor V6 Ferrari Dino) de nave espacial no se merecía otro nombre que no fuese Stratos.
Lamborghini Diablo. El Lamborghini Diablo, sustituto del Countach, llegó y rompió con todo lo establecido, como lo había hecho antes el Miura. V12, tracción integral, puertas verticales (como en el Countach) y un diseño que hizo envejecer de golpe al resto de sus rivales, empezando por el Ferrari Testarossa.
Mercedes 300 E 5.6 AMG «Hammer». Hammer (martillo en inglés), es el apodo que recibió el Mercedes 300 E 5.6 AMG, equipado de un V8 Mercedes subida a 5.6 litros (5.0 litros de origen), con culata de 32 válvulas creada por AMG.
Pronto los periodistas le ponen al coche el apodo de “Hammer”, martillo en inglés, por su capacidad a dejarte K.O. mediante sus aceleraciones. De 50 a 80 km/h en 3 s; de 0 a 100 km/h en 5,3 s y rozando los 300 km/h de velocidad punta. Como martillo se dice igual en alemán que en inglés, el apodo gusta en Alemania y es así como se conoce ahora este auto.
Renault Fuego. Aunque actualmente Renault ya no tenga un cupé en su gama, el fabricante francés tiene una larga tradición de cupés más o menos deportivos. En 1980, para el sustituto de los Renault 15 y Renault 17, la marca decide lanzar al mercado un modelo que no se corresponde con nada en la gama Renault. Y para romper aún más con el resto de la gama, lo bautizan Renault Fuego, rompiendo con la tradición de los números.
La amplia gama disponible, con motores de prestaciones modestas hasta un más dinámico 1.6 litros turbo, hace que finalmente no incendie los corazones de la clientela. Eso sí, el único que quemó fue a Renault. Tras el cese de la producción del Fuego, en 1987, Renault tardaría más de 20 años en proponer de nuevo un verdadero cupé: el Laguna Coupé de 2009.
Seat Bocanegra. Bocanegra no es un nombre muy cool que digamos. En general una boca negra no es un buen síntoma… Sin embargo, el lugar que ocupa el Seat Sport (sea 1200 o 1430) dentro de la historia de la marca -su diseño y desarrollo hecho en Seat sin que fuese un clon de algún Fiat-, han convertido a Bocanegra en un nombre cool.