La Escuela Politécnica Federal de Zurich (EPFZ) ha creado un combustible sintético que no emite dióxido de carbono. La institución, con Aldo Steinfeld al mando, demostró que se puede producir carburantes líquidos sintéticos y neutros con la ayuda de nada menos que una refinería solar.

Steinfeld y su equipo dieron a conocer ante los medios la mini refinería solar que instalaron en el tejado de la EFPZ. «Con este sistema, demostramos que la producción de combustible sostenible a partir de la luz solar y el aire también funciona en condiciones reales», explicó.

La idea de este proyecto es captar aire del ambiente con todo y el dióxido de carbono que lleva, y convertirlo en un hidrocarburo mediante energía solar. Si bien este carburante liberará CO₂ en su combustión, pero es la misma que se captó al momento de su fabricación, por lo que se mantendrá, literalmente, neutro.

La EFPZ explica en su portal que esta refinería en miniatura tiene tres procesos de conversión termoquímica. El primero de ellos es la extraer del aire CO₂ y agua. Otro es la escisión solar-termoquímica de CO₂ y agua, y finalmente la licuefacción en hidrocarburos.

Un proceso de adsorción-desorción se deshace del CO₂ y el agua directamente del aire ambiente, explica el sitio especializado Motor Pasión. Entre los dos se proveen al reactor solar en el foco de un espejo parabólico. En este espejo, en una de sus dos etapas (bautizada como ciclo redox), se separan el agua y el dióximo de carbono, para luego producir syngas, que no es más que un gas sintético hecho a partir de hidrógeno y monóxido de carbono. Dicha mezcla se procesa posteriormente con ayuda de metanol convencional o síntesis de Fischer-Tropsch en cualquier combustible líquido, prosigue el mismo medio.

La instalación que se encuentra en la sede de la escuela responsable del proyecto es de apenas unos pocos decilitros, mas ya está en marcha un reactor solar de grandes dimensiones cerca de Madrid y que es parte del proyecto europeo llamado SUN-to-LIQUID.

La planta de la capital, ubicada en el Instituto IMDEA Energía de Móstoles, se encargará de producir keróseno de aviación a niveles industriales y demostrar así que el proyecto es rentable. Los principales promotores de todo este plan estiman que el precio por litro de combustible de aviación producido será entre dos y cuatro veces superior al de hoy en día.